Gabriel Adrián Orozco Maldonado

Tepic. -El marketing político, es un instrumento para poder tener campañas exitosas o por lo menos es lo que se desea, se compone obviamente de la ciencia política, la comunicación y la sociología electoral.

Los detractores ponen al marketing político como un mal necesario y casi al nivel de un super mercado o tianguis, ya que consideran que se construyen campañas vacías y cosméticas, centradas solamente en la apariencia.

En las campañas políticas podemos evaluar las estrategias de los consultores, habrá quienes siguen el guion, pero hay otros que tienen poderosos contenidos, que se arriesgan, pues a veces el partido político es demasiado celoso en el tema de las identidades históricas.

En la actualidad hablar de autenticidad genera dudas en el marketing político ¿Qué desean los electores?  ¿Cómo generar confianza? Son muchas las preguntas de los consultores, quienes desde sus cuarteles crean fórmulas para crear candidaturas ganadoras, pero a veces las estrategias “ganadoras” ya no lo son tanto.

Estamos en la época de las plataformas digitales, teléfonos inteligentes, los Influencers y de la inteligencia artificial; el marketing ha evolucionado, pues, ya no son sólo los volantes, póster, publicidad estática, espectaculares, radio, prensa y televisión, los que pueden servir para persuadir al elector en sus mensajes.

Hemos visto en nuestro país un retroceso en los últimos años, pues las reglas electorales han sido vulneradas, se anticipan campañas y se cuestiona al árbitro electoral.

¿Cómo presentar a los candidatos? El reto de los institutos políticos y de los consultores es presentar un perfil real y cercano para los ciudadanos. Para poder tomar una determinación de nominación en este tiempo electoral de México, deben tomarse en cuenta los antecedentes del candidato (a), profesión, oficio, actividad, rol social|, su participación en las plataformas digitales (Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, TikTok), evaluar su inteligencia emocional, etc.

Lo anterior es importante, pero si queremos llegar a tener identificación con los electores en el frente a frente,  tenemos que ser forma, pero también fondo, es decir, utilizar un lenguaje  no verbal, corporal, pero no hablamos de la apariencia y la ropa, hay mucho más.

La voz, si es grave o aguda, los gestos, la postura al caminar; por ejemplo: la expresión facial puede decirnos de los cambios que ocurren en nuestro rostro y su vinculación con nuestras emociones.

 Algunos consultores como Martín Maqueo, nos hablan de contar una historia, pero también es fundamental en la comunicación el ser, hacer y parecer.

Tras lo señalado, podemos llegar a una conclusión para estar cercanos a la autenticidad de un candidato, en primer lugar tenemos que respetarle su esencia y no pretenderlo presentar como algo socialmente inexistente.

Incontables son  las veces que  hemos visto a los que son abanderados de un partido político y que están en campaña asumirse  como  carniceros, mecánicos, carpinteros, albañiles, pero solo para la foto.

El lenguaje debe ser de empatía y respeto a los ciudadanos, porque desde que asumimos un rol que no es el nuestro somos más vulnerables para la crítica de la prensa y de la comunidad a la que queremos llegar.

La crisis de autenticidad, no es privativa de México, pero podemos tratar de ser más cercanos con las mujeres y hombres, jóvenes y adultos mayores, el marketing político no sólo se trata de poesía electoral y de  mostrar los mejores trajes, sino de generar emociones que se traduzcan en credibilidad.

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